sábado, 30 de octubre de 2010

Celebracion Samhain / Heimfall por el COE

El ciclo anual toca a su fin con la celebración de Samhain, en la cual el tiempo muere, y pasado, presente y futuro, se funden en un instante, aquí y a hora. Tras la muerte siempre acontece la transformación y el renacimiento que nos trae Yule, con la elevación del Sol y el resurgimiento de la vida con la Navidad Solar, dando lugar al inicio de nuestro ciclo anual.
Heimfall-Samhain: Noche del 31 de Octubre al 1 de Noviembre. En donde las puertas de lo diferentes mundos se abren y nuestros antepasados y héroes comparte el tiempo con nosotros; muertos y vivos se funden en una noche. Por ello recordamos a los ancestros de nuestro pueblo y a los héroes caídos en la batalla. Encendemos fuegos en su honor, y celebramos un banquete conjunto. Toda la familia está presente en esta celebración en donde las fotos y objetos de nuestros antepasados nos recuerdan que se no se han ido, que siguen con nosotros y nos acompañan en el humano existir. Este es el final del ciclo anual, vislumbrando así la Navidad, el nuevo renacer, el nacimiento del ciclo. El dios supremo Odín, es la deidad de esta noche, señor de los muertos y origen de nuestro pueblo. La lanza, como símbolo del poder de Odín, debe estar presente en esta noche. Las hogueras se encienden para guiar a nuestros antepasados a sus antiguos hogares.
Este es un ciclo orgánico de nuestra existencia de “surgir-existir-desaparecer hacia un nuevo surgir”. Bajo esta perspectiva es cuando nos situamos en la eternidad de nuestra visión cíclica del tiempo.
El cuerpo de fiestas religiosas del Odinismo son el reflejo de una reactualización de lo actos realizados por los dioses y los seres divinos en un tiempo primordial y mítico. El calendario festivo es por lo tanto, una actualización de un tiempo sagrado por medio del cual el hombre religioso se hace uno con los dioses, introduciéndose en una dimensión sagrada de la vida y santificando por ello la existencia misma. En este sentido, y según Mircea Eliade, “La actualización periódica de los actos creadores efectuados por los seres divinos in Illo tempore constituye el calendario sagrado, el conjunto de fiestas”.
Por medio de este tiempo litúrgico, en el cual el odinista participa de lo sagrado, nos permite vivir periódicamente en la presencia de nuestros dioses y de los espíritus ancestrales

El Ducado godo de Cantabria

El Ducado de Cantabria fue una división territorial creada durante el reinado del rey visigodo Ervigio (680-687) para garantizarse la unidad del reino visigodo en el norte de la península Ibérica, situado en una región inestable. La aparición documental de este nombre data del año 883, cuando aparece en la Crónica Albeldense al tratar Alfonso I de Asturias (739 al 757) diciendo: iste Petri Cantabriae ducis filius fuit, es decir, "que fue hijo del duque Pedro de Cantabria", lo que atestigua la territorialidad de su ducado en el momento de la invasión musulmana, convirtiendo Cantabria en un territorio independiente, desaparecido el reino visigodo, hasta la llegada de Alfonso I.
Cantabria como entidad territorial visigoda se forja después de la conquista de Peña Amaya, antigua capital o ciudad fuerte cántabra, por Leovigildo, en el marco de la dominación visigoda de la península Ibérica, fragmentada en territorios nominalmente romanos pero independientes de iure; en el caso de Cantabria, que aparece en el siglo VII con ese nombre, el territorio era rural, ya abandonadas las ciudades romanas de Julióbriga y Flavióbriga. El Ducado de Cantabria era, pues, una de las 8 divisiones del reino visigodo de Toledo y la base militar utilizada por el rey Wamba para atajar las rebeliones de los vascos; por otra parte, este hecho redunda en establecer los límites del ducado rodeando las tierras vascas, yendo desde la Cantabria actual hasta la Sierra de Cantabria en La Rioja. Nótese que la fecha de fundación del ducado queda atribuida por la firma de ocho duques en el XIII Concilio de Toledo (año 683), confirmando la existencia de ocho provincias a finales del siglo VII, mencionadas en otros textos, siendo dos más que las provincias romanas inmediatamente anteriores; es decir, se supone que las nuevas provincias serían Asturias y el Ducado de Cantabria, del cual no se tiene constancia escrita como tal hasta el año 883.
La equivalencia entre la Cantabria romana, el Ducado de Cantabria y la Cantabria actual fue largamente discutida y utilizada para dar un valor de antigüedad y mito a diversas regiones (País Vasco, La Rioja, Castilla) durante la historia de España, publicándose gran cantidad de textos y teorías que mezclaban mito y realidad. Dos hechos empiezan a esclarecer esta relación: el descubrimiento de Julióbriga cerca de Reinosa y la utilización sistemática de las fuentes clásicas por Juan de Castañeda en 1592, concretamente Dion Casio, Estrabón, Lucio Floro, Paulo Orosio y San Isidoro.

Como puede apreciarse a simple vista, el ducado de Cantabria creado por los visigodos. Comprendía una territorialidad mas grande que la actual provincia cantabra.
El ducado godo de Cantabria, tenia bajo su jurisdicción parte de los actuales territorios del País Vasco, poblados en esos tiempos por vascones y en menor medida por godos.
Igualmente que otras provincias como Burgos en Castilla

Provincias visigodas año 586

Escudo Septimania

Representación del escudo de armas de Septimania. No procede de los tiempos visigodos, ya que no existía la heráldica, ni las banderas. Los ejércitos y clanes se movían por estandartes.

Septimania conocida como Gothia

Septimania constituía la región occidental de la provincia romana de Galia Narbonense que pasó bajo control del reino visigodo en 462, cuando Septimania fue cedida a Teodorico II, rey de los visigodos. Correspondía grosso modo con la región francesa moderna de Languedoc-Rosellón.
Septimania se extendía hacia el noroeste hasta una línea a medio camino entre el mar Mediterráneo y el río Garona; en el este, el Ródano lo separaba de Provenza; al sur su límite lo formaban los Pirineos.
Septimania fue conocida como Gothia tras el reinado de Carlomagno. Conservó estos dos nombres mientras fue gobernada por los condes de Tolosa durante la Alta Edad Media, pero la parte meridional llegó a ser más conocida como Rosellón, en tanto que su parte occidental fue llamada Foix, y el nombre de Gothia (junto con el más antiguo de Septimania) dejó de usarse durante el siglo X, excepto como designación tradicional a medida que la región se fracturaba en entidades feudales más pequeñas, que conservaron a veces los títulos carolingios, pero perdiendo su carácter de tal, pues la cultura de Septimania se convirtió en la cultura de Languedoc. El último mandatario en utilizar este término fue el conde de Barcelona Borrell II, quien tomó el título de "duque de Gothia" (Dux Gothicae) para identificar el espacio de su soberanía.
El nombre de Gothia se usó porque el área tenía una concentración de godos (más exactamente visigodos) más alta que las regiones circundantes, dado que esta zona había sido parte del reino visigodo desde el siglo V y que muchos nobles visigodos se habían refugiado en la zona tras la conquista musulmana de Hispania. Los soberanos de esta área, cuando estaba compuesta por varios condados, recibieron el título de marqueses de Gothia (y también de duques de Septimania). El nombre de los godos perdura asimismo en la vecina Cataluña, cuyo nombre, según una de las etimologías propuestas, procedería de Gotalania, tierra de godos y alanos.


Mapa que representa la Septimania muy tardia, en llos años 826 - 832. Los godos hacian largo tiempo ya que habian perdido esa tierra. Cuya territorialidad y fronteras habian cambiado desde los tiempos godos hasta los de Bernardo de Septimania

Wieland, el dios de los herreros godos

conocido como el Ícaro germánico, este personaje gozó de extraordinaria celebridad en la Edad Media, y los textos en antiguo francés le llaman Galan. La leyenda dice lo siguiente: tres hermanos, Wieland, Egill y Slagfidr, descubren unas mujeres-cisne hilando lino junto a un lago. Se apoderan de sus vestidos de plumas, los esconden y las maravillosas criaturas aceptan casarse con los hermanos porque ya no pueden emprender el vuelo. Al cabo de algunos años encuentran de nuevo sus ropas mágicas y desaparecen para siempre. Egill y Slagfidr parten en busca de sus respectivas mujeres, Wieland se queda solo en el Valle de los Lobos y se consagra al arte de la forja. El rey Nidudr le despoja de sus riquezas y, a instancias de su esposa, le hace mutilar. Wieland consigue sin embargo vengarse: mata a los dos hijos de Nidudr y viola a su hija antes de emprender el vuelo con las alas que ha confeccionado.
Según la Saga de Thidrekr, el abuelo de Wieland es el rey Wilcinus y su abuela es una ondina. Su padre es Wate/Vadi, un gigante, y su hijo, Witege. En el Edda, Wieland es llamado «príncipe de los elfos», lo que establece un vínculo con Alfheimr, el mundo de Frey / Enguz.
Se ha propuesto ver en Wieland un pariente del Velchans etrusco, del oseto iraní Wärgon y del Zeus Felchanos cretense. En una tríada que cita César, —Sol, Vulcano, Luna—, tal vez Vulcano corresponda a Wieland, que sin duda es una antigua divinidad goda degradada al rango de héroe. Existen por lo demás turbadores parecidos entre estos personajes y Hefesto: ambos son mutilados, ambos cometen una violación (Hefesto viola a Minerva).
En el mundo godo, tenemos constancia del conocimiento de existencia de Wieland, en el cantar de Waltario. Donde el atlético Randolfo, se dirige al godo con estas palabras:

(..) Mas he aquí que el atlético Randolfo adelantad a caballo a sus compañeros y ataca de improvisto a Waltario, golpeándolo debajo del pecho con la lanza de hierro. Y si la coraza, forjada por Wieland, no hubiera detenido el golpe, la lanza hubiese penetrado en las vísceras del héroe(..)

Como podemos ver en la saga, entre los godos se conocía el mito de Wieland como herrero mitológico y mágico. El cual muy posiblemente como se apunto con anterioridad, fuera un dios menor relacionado con la metalurgia, rebajado a héroe durante el periodo cristiano. No podemos decir que en los tiempos ancestrales, los godos conocieran al herrero con el nombre que ahora apuntamos. Peri si podemos afirmar, que al menos en el siglo V, se conocía entre los godos la existencia folklórica de un herrero mitológico semi mágico, con el nombre de Wieland.
Lo realmente curioso que relaciona aun mas la existencia de Wieland con el mundo godo. Llega al descubrir que su hijo es Witege, a quien en el Diccionario de mitología germánica se emparenta con el guerrero godo Vidigoia, de quien Jordanés escribe que «pereció en las llanuras de Hungría, víctima de la perfidia de los sármatas», hacia 330.
En la mitología germánica moderna, Vidigoia / Witege, es un célebre guerrero de las epopeyas alemanas, traidor y asesino de adolescentes. Mata al hijo de dama Eche y de Atila; perseguido por Dietrich von Bern (transposición épica y legendaria de Teodorico el Grande, rey de los godos), se arroja al mar, donde le recoge la dama Wachilt, una ondina emparentada con él. Su espada se llama Mimminc y fue forjada por Wieland; su corcel es Skemming. Según la Saga de Thidrekr (siglo XIII), es hijo de Wieland el Herrero. Los textos en viejo inglés le llaman Widia/Wudge. Y le convierten en un exiliado que vive en la corte del rey Ermamarico. Y un poema del siglo IX, el Waldere, le considera también hijo de Wieland diciéndonos que ayudó a Dietrich/Teodorico a salir bien librado cuando se hallaba entre los gigantes. El inseparable compañero de Witege es Heime (Hama, Heimir).
Dejando de lado por ahora a Vidigoia y centrándonos en la equivalencia simbólica de Wieland. Diremos que será tomado como un dios menor o semi dios del mundo gótico. Wieland es una deidad forjadora de metales, como Hefestos. Es el dios de los herreros, de los forjadores de armas. Capaz de dotar a estas de magia y poder. Pero no solo de las armas, como bien se apunta en el cantar de Waltario, también posee el poder de forjar armaduras o yelmos mágicos. Wieland será por consiguiente, una deidad de los artistas y artesanos del hierro y la forja.
Teo Rodriguez

La Novempopulania de los godos

Novempopulania o Aquitania novempopulana, también conocida como Aquitania III, fue una provincia romana del bajoimperio romano, creada a finales del siglo III por la reforma administrativa del emperador Diocleciano, que subdividió en tres entidades administrativas la anterior provincia imperial de Gallia Aquitania:
La Novempopulania limitaba al norte con la Aquitania II, al este con la Narboneriensis, al sur con la Tarraconensis y al oeste con el Océano Atlántico. Dependiente de la diócesis de las Galias, tenía por capital la ciudad de Eauze.
Tras la invasión de los pueblos germánicos del Imperio romano de Occidente, la Novempopulania fue ocupada por los visigodos hasta que, derrotados en la Batalla de Vouillé, los francos merovingios de Clodoveo I la ocuparon. Durante el siglo VII y siglo VIII surgieron en la antigua provincia las entidades del Ducado de Vasconia y del Condado de Gascuña, que se integraron más adelante en el Reino de Aquitania.

 

Introduccion

Hace algún tiempo, comenzamos un blog que pretendía recuperar la conciencia de herencia identitaria de los pueblos y tierras actuales, donde los viejos pueblos visigodos, y ostrogodos se asentaron en el pasado.
La marcha de los godos fue larga, y sin ninguna duda fue igualmente una de las mas grandes migraciones de entre los pueblos europeos.
Prácticamente no existe tierra en el viejo continente sin una tumba visigoda. Desde Rumania hasta Grecia, pasando por la batalla de Adrianapolis y terminando por la conquista de Roma. Desde el originario reino en el mar Báltico, hasta el ultimo reino Hispano de Toledo.
La herencia de los pueblos visigodos y sus descendientes es algo que merece ser rescatado a todos sus niveles y desde todos sus frentes.
Es precisamente por ello que nace el movimiento por la Pan Gothia. Como intento de rescatar la identidad y el hermanamiento cultural de todos aquellos pueblos que formaron parte del reino visigodo de Occidente